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Medidas para reducir el impacto de carreteras y vías ferroviarias en animales

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9 millones de aves y 1,5 millones de mamíferos, en España, al año.

Es la cifra de animales fallecidos en vías terrestres (sin contar anfibios, reptiles o invertebrados), según un estudio publicado en la revista científica Frontiers in Ecology and Environment.

En este estudio se basó la Proposición no de Ley presentada por el Grupo Parlamentario Confederal de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común, relativa a la construcción de ecoductos o pasos de fauna y al establecimiento de medidas adicionales encaminadas a reducir las muertes de animales por atropellos en carreteras (BOCG de 25 de mayo de 2021).

Según se indica en dicha Proposición no de Ley, «los ecoductos son pasos elevados para la fauna por autovías, autopistas o líneas ferroviarias con vegetación para conectar dos zonas separadas por estas infraestructuras. De este modo, se garantiza la seguridad de la fauna sin que se aproximen a las carreteras y continúen su camino de forma natural«.

Para ello, se instaba al Gobierno a identificar y señalizar los puntos negros de atropellos de animales silvestres, establecer ecoductos o pasos de fauna en esos puntos negros y establecer planes de seguimiento anual.

Esta Proposición no de Ley fue aprobada, pero con modificaciones (BOCG de 16 de junio de 2021), y sirvió para poner el foco en el impacto que las vías terrestres (carreteras y líneas ferroviarias) tienen en los animales.

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Medidas técnicas

Las medidas existentes, hoy en día, para minimizar este impacto son diversas, entre las que se encuentran:

a) Los vallados perimetrales, es decir, mallas sujetas con postes.

Eso sí, los especialistas recomiendan el uso de los vallados perimetrales junto con pasos de fauna, para que los animales puedan cruzar las vías de forma segura, sin fragmentar el hábitat ni producir el «efecto jaula» en los animales (es decir, sin provocarles estrés).

b) Los pasos de fauna, que son a los que se refería en concreto la mencionada Proposición no de Ley, y que pueden ser superiores o inferiores.

Los primeros son estructuras que se construyen sobre las vías, mientras que los segundos se sitúan debajo de las plataformas.

Ambos son muy efectivos para reducir la fragmentación del hábitat, aunque su coste económico es mayor.

c) Los dispositivos artificiales de disuasión, que tienen como objetivo evitar que los animales (especialmente los mamíferos) se aproximen a las vías.

Estos dispositivos pueden ser visuales (reflectores), acústicos (ultrasonidos) y olfativos (aromas de humanos o de animales depredadores que se impregnan en resinas).

d) Las señalizaciones de advertencia, para alertar a los conductores de que circulan por zonas en las que hay presencia de animales, para que reduzcan la velocidad. Además de las tradicionales, se han diseñado unas que incorporan unas luces que se encienden cuando los sensores detectan algún animal en las proximidades.

e) La adaptación de arquetas y cunetas, para evitar que estos elementos provoquen el fallecimiento de animales de pequeño tamaño.

Por ejemplo, se trata de que las cunetas no tengan paredes verticales o pendientes muy elevadas que no permitan a los animales salir de la vía y retornar al terreno del que procedían.

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Medidas legales

Es relevante al respecto la Ley 6/2018, de 26 de noviembre, de protección de los animales en la Comunidad Autónoma de La Rioja, que dedica un artículo en exclusiva a las edificaciones y estructuras, en las que se pueden incluir las vías terrestres.

En concreto, el artículo 36 de la Ley determina que «las edificaciones y estructuras de nueva construcción deberán evitar utilizar elementos que puedan producir accidentes en la fauna silvestre«.

Asimismo, se establece que «los propietarios de edificaciones y estructuras ya existentes (…), en las que se produzcan accidentes de la fauna silvestre, estarán obligados (…) a dotar a las mismas de los elementos limitantes o disuasorios necesarios para que dichos accidentes no se continúen produciendo, especialmente cuando se trate de:

a) grandes superficies acristaladas que produzcan colisiones en aves,

b) alambradas y cercados que originan colisiones y enganches a la fauna en general,

c) balsas de riego, estanques, acequias y otros depósitos de agua que impiden la salida de fauna en general y

d) tendidos eléctricos y sus apoyos«.

En definitiva, existen datos del grave impacto en animales de las vías terrestres y, lo más importante, existen medidas para reducir ese impacto.

Solo hacen falta, entonces, más recursos y, por tanto, una mayor consciencia y voluntad política ante el problema.

Este artículo ha sido publicado en el blog del Consejo General de la Abogacía Española.

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