¡Esa no es mi firma! ¿Es posible demostrar que yo no he firmado eso?
¿Cuántos documentos habremos firmado a lo largo de nuestra vida? ¿Cientos? ¿Miles?
¿Y cuántas personas tendrán acceso a esos documentos y sabrán cómo es nuestra firma?
Nuestra firma podría ser falsificada, pero puede demostrarse que nosotros no somos los autores de esa firma o de ese escrito.
Los/as peritos/as caligráficos son los profesionales que, a través de técnicas grafológicas, determinan si el escrito o una firma corresponde, efectivamente, a la persona que se le atribuye.
La escritura es subjetiva, es un acto neuromuscular y psíquico formado en base a experiencias propias, de modo que cada uno de nosotros/as escribimos de forma única y singular.
Al escribir y al firmar, realizamos una serie de gestos, de los que no somos conscientes, pero que revelan importes rasgos personalísimos de quien firma y escribe.
Por lo tanto, si alguien simula nuestra letra o nuestra firma, se habrá esforzado conscientemente al firmar y escribir, y ese esfuerzo se observará en la presión, la proporcionalidad, la unión de los caracteres, etc.
Estas diferencias son las que los expertos/as calígrafos son capaces de detectar, analizando y comparando una firma dudosa de una firma reconocida por el supuesto firmante.
Así que, en definitiva, si alguien simula nuestra firma o nuestra manera de escribir… es muy probable que se descubra.
¿Tienes alguna duda? Escríbeme y te responderé lo antes posible.